Actualmente, el caserío de Mansiche está unido a la ciudad; pero no fue así a comienzos del siglo XX. Entre Trujillo y el caserío existía una amplia y polvorienta pampa. Parte de ella sirvió como aeropuerto, cuando los aviones de la compañía Faucett eran prácticamente avionetas de un solo motor. Y otra parte, la llamada "Grama de Mansiche" fue escenario de los partidos de fútbol y otros eventos deportivos.
Cerca de allí se construyó el Estadio “Modelo", que en su época fue el mejor del país. Tenía capacidad para 10 mil espectadores. Esta obra se logró gracias a la iniciativa y la porfía de varios trujillanos, entre los cuales destacó Estuardo Meléndez Machiavello, más conocido como Tato Meléndez, fue un eterno enamorado del deporte. Durante 25 años presidió el Comité de Deportes cuando no existía el Instituto Peruano de Deportes y fue incansable realizando gestiones y cristalizando obras.
En 1935 gestionó ante el gobierno del presidente Oscar R. Benavides la construcción de un estadio en Trujillo. En este propósito lo acompañaron Sigfried B. Rendson, Abraham Barrera, Manuel Vera y Félix Loyer. Después recurrió a los parlamentarios por La Libertad Alvaro de Bracamonte y Orbegoso y Alfredo Pininos Goicochea, para realizar gestiones ante el presidente Manuel Prado Ugarteche. Tras nueve años y gracias a su insistencia, la obra se inició el 13 de marzo de 1944. El lugar elegido era conocido como "La Muralla del Seminario", cubierto por los desmontes de la derruida muralla que protegió a Trujillo durante el virreinato. Además, por allí arrojaban la basura de gran parte de la ciudad.
Tato Meléndez consiguió el apoyo de don Carlos Larco Herrera, quien tendió una línea férrea hasta Mampuesto, trasladando en un tren los desmontes y la basura, hasta dejar habilitado el terreno para la construcción del edificio deportivo. Éste se concluyó dos años y medio después. Para entonces, lo había sucedido en la presidencia del Comité de Deportes el doctor Jorge Arce Larreta.
El 12 de octubre de 1946 se inauguró el flamante Estadio 'Modelo', al que después se le cambió el nombre por el actual ‘Estadio Mansiche’, en recuerdo a la grama de tantas lides y a la zona dentro de la cual se había construido antaño perteneciente al señorío de Mansiche. Fue una imponente ceremonia seguida de un partido de fútbol entre Deportivo Trujillo y Sport Tigre. Pero hubo un gran ausente: Tato Meléndez, el gestor del estadio; que no fue invitado. Han transcurrido más de 60 años y la ingratitud persiste. En el estadio se colocó una placa recordatoria de la iniciativa y gestión de don Tato, pero después fue retirada.
La municipalidad le dio su nombre a las callecitas circundantes y luego se dejó sin efecto. Por lo menos, allí debe perennizarse con una placa, el infatigable rol de don Estuardo Meléndez, como promotor y gestor de nuestro principal escenario deportivo.